En La haya perdimos todos, pero muchos orientales todavía no lo saben

En La haya perdimos todos, pero muchos orientales todavía no lo saben… y alguna gente muy pobre, a la que Botnia le ofreció un empleo que hacía mucho no tenía, respira aliviada.

Por la TV uruguaya mostraron apenas una imagen fugaz del teatro de Gualeguaychú y de la gente —tan querida — que no se rinde. Las viejas paredes de ese entrañable teatro serán testigos, lo sé, de las mejores hazañas de su pueblo. Lo más difícil está por llegar, pero hay una fuerza invencible en Gualeguaychú. La frase de san Martín que circula es como una clarinada.

Después en la pantalla apareció ese triste cadáver asexuado y de ridícula peluca que en la lengua gringa de los opresores autorizaba a las trasnacionales a seguir con sus planes de matarnos. ¡Cómo se deben estar riendo de nosotros, los que todavía creímos en un arbitraje imparcial!

Un abrazo desde este Montevideo donde muchos amanecimos tristes y otros creen que La Haya terminó con goleada celeste por 14 a 1. Estos pobres compatriotas no saben que fueron goles en contra. No es culpa de ellos, algún día tendrán que rendir cuentas los medios de desinformación masiva por su actitud lacaya y amordazante.

Releyendo las frases de San Martín (tan vigentes, tan necesarias) y rodeado ayer por la noche en un evento entre jerarcas que hasta hace poco eran mis compañeros “de izquierda” y hoy se postran ante las trasnacionales, quiero recordar una frase de Martí que decía algo así como que hay veces que hasta los pueblos pierden el decoro, pero siempre queda un puñado de personas que asumen sobre sus hombros el decoro de todo un pueblo.

A comienzos del siglo XIX, en momentos en que Güemes llevaba adelante su Guerra Gaucha, Artigas le escribió:
“Nada podemos esprar sino de nosotros mismos”
Diría Mendieta: ‘que lo parió…

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