Oasis urbano: Nombre de fantasía para plaza seca + festival de cemento

EN EL COMPLEJO CATALINAS SUR – LA BOCA

En épocas de urgencias de todo orden, el 90% de los 758.930 pesos que nos cuesta la obra, podría haberse derivado hacia otros sectores más necesitados que las empresas contratistas.

obra en placita calle D'Espósito
Camión cementero vuelca su carga sobre lo que fuera el cesped de un pequeño espacio público en la calle D’Espòsito y viás deel FF.CC. Ferrosur. La costosa obra ha merecido el casi unánime rechazo de los vecinos del complejo de edificios Catalinas Sur, en la Boca.

La comunidad local, así como las organizaciones representativas de la zona, fueron excluídas del proyecto por los responsables de su ejecución que, tras el hecho consumado, envían a los vecinos mails conciliatorios, plagados de falsedades.
Escribe un funcionario encargado de las obras 

La Urdimbre trató de entrevistar a Jorge Sábato, responsable (al menos) de la supervisión de las obras. Al cierre de esta edición no lo había logrado. Sin embargo, el funcionario se hizo eco del mensaje de una vecina del barrio, en el que habría vivido hace algunos años. El e-mail de Jorge Sábato fue reenviado a La Urdimbre. Estos son sus principales conceptos:

“ … el programa que estamos realizando dentro de nuestro Ministerio de Desarrolo Urbano que se llama Oasis Urbanos, son pequeñas intervenciones de no más de 200 m2 a 500 m2 distribuidos a lo largo de toda la Ciudad, y que pretende rehabilitar sitios degradados y/o subutilizados, como es el caso de que nos toca.
El proyecto como otras intervenciones que se están realizando en la Ciudad fue expuesto en el CGP de la zona y consensuado con agrupaciones del barrio, lamento que la vuestra no se haya enterado, y por ende participado, no obstante para vuestra tranquilidad, el Oasis mantiene todas y cada uno de las especies arbóreas, todos los murales y refuerza el potencial del lugar con nuevos juegos infantiles y nueva iluminación, hay que recordar que este sitio era un aguantadero de Cartoneros y otras cuestiones no deseables para el barrio.
Lamento decirte que el hecho de que se conserven todos los árboles en el proyecto, con el mayor de los respetos, no es fruto de la fuerza que decís haber realizado, todos nuestros proyectos son super cuidadosos con el medio ambiente y lo existente y como profesional sabes bien que esto se cumple en todos mis proyectos, que he realizado desde la función publica y privada”.

Algunas precisiones

Ninguna de las aseveraciones del funcionario responde a la verdad de los hechos y una, en particular, muestra un gran desprecio por la gente humilde. Es la que afirma que el sitio “era un aguantadero de Cartoneros y otras cuestiones no deseables para el barrio”. El predio nunca fue aguantadero de nada. Chicos de la calle y adictos al paco deambulan en los alrededores de ésta como de muchas otras zonas de la Ciudad. Los cartoneros se desloman trabajando diez o más horas por noche, en muchos casos familias enteras con chicos de corta edad. Son trabajadores informales, no delincuentes. Nunca han utilizado el sector como depósito transitorio del material recogido, única posibilidad de asociar los términos “cartoneros” con “aguantadero” aunque sea desde una perspectiva ultrajante. Eso por un lado.

Por otro lado, no es cierto que el proyecto haya sido “consensuado con agrupaciones del barrio”. Claudio Cristaudio integra la comisión directiva de la Asociación Catalinas Sur. En diálogo con La Urdimbre, aseguró que no fueron siquiera informados de que se iban a realizar las obras. Más aún, a una arquitecta vinculada a la Asociación que intentó hacer sugerencias, “le echaron flit”. “Dos años atrás –dijo Cristaudo- hicimos una nota al CGP pidiendo que se arreglara la placita y se pusieran algunos juegos para chicos, pero nunca nos consultaron ni mostraron proyecto alguno”. Una rápida consulta con otras agrupaciones de La Boca dio el mismo resultado. Finalmente en el mismo CGP4 desmienten al funcionario: no hubo participación alguna de las organizaciones barriales.

Un párrafo aparte merece la afirmación acerca de que el proyecto “mantiene todas y cada uno de las especies arbóreas, todos los murales” y más adelante la descalificación del accionar de los vecinos, al sostener que ello “no es fruto de la fuerza que decís haber realizado”. Tampoco esto es cierto. Hay decenas de personas que pueden atestiguar lo contrario, entre ellas nosotros. Todas las consultas realizadas con los supervisores o capataces de la obra señalaron que se cortarían algunos árboles y que los murales serían cubiertos con un revestimiento. Sólo la reacción vecinal logró impedirlo.

La realidad es que el Ministerio de Desarrollo Urbano no consulta a los interesados y trata de imponer sus proyectos a capa y espada. Un caso reciente es el de la calle Defensa, a la que planeaban “modernizar”, entre otros detalle sacándoles los adoquines. Dieron marcha atrás, luego de que la exaltación vecinal llegara a la Justicia.

En otro orden de cosas ¿por qué llamar Oasis Urbano a una plaza seca? El proyecto prevé cubrir con cemento no menos del 90% de la extensión del césped del predio. ¿Será porque resulta más aceptable invertir 758.930 pesos en un “oasis urbano” que en un festival de hormigón?

Entre las aberraciones del proyecto queremos señalar al menos un par. Sacaron dos torres de iluminación convirtiendo al lugar en una boca de lobos, hasta que se instalen las famosas “luminarias” ornamentales. La otra novedad, el sector de juegos será rodeado por un perímetro tapiado de aproximadamente 1,40 de altura. Dos circunstancias concurrentes para crear, ahora sí, un aguantadero de lujo: las tapias ofrecen un escondite perfecto y a diferencia de las torres de iluminación, las luminarias son de baja altura y fácilmente “vandalizables”, como lo saben de sobra los vecinos del complejo Catalinas Sur por la experiencia que tienen con la plaza Malvinas Argentinas, a 200 metros del predio que nos ocupa.

En síntesis, una obra inconsulta, cara e innecesaria. Juegos modernos, bancos y un arenero sobre el cesped ahora desaparecido hubieran conformado mucho más al vecindario.
En épocas de urgencias de todo orden, el 90% de los 758.930 pesos que nos cuesta la obra, podría haberse derivado hacia otros sectores más necesitados que las empresas contratistas.

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