Censura en Radio Nacional

Apenas concluído el último programa del año de Pepe Eliaschev por radio Nacional, la directora del medio Mona Moncalvillo le informó por teléfono que “c’est fini” (“se terminó”). En declaraciones a la prensa, el conductor adjudicó la decisión a un acto de censura perpetrado por el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández. “Y cuando uno dice Alberto Fernández —agregó— uno dice Néstor Kirchner”.


RADIO NACIONAL LEVANTA DEL AIRE EL
PROGRAMA ESTO QUE PASA

Por José Pepe Eliaschev

A las 20.05 del viernes 30 de diciembre, cuando acababa de concluir mi último programa del año con un mensaje a los oyentes y una promesa de reencuentro con ellos a partir del lunes 2 de enero de 2006, la Directora General de Radio Nacional, Adelina Olga Mona Moncalvillo, interrumpió sus vacaciones para informarme por teléfono que “c’est fini” (expresión francesa que quiere decir “se terminó”): mi programa “Esto Que Pasa” había terminado y ya no retornaría al aire.

[Nota del autor: El siguiente texto es la transcripción ligeramente editada del editorial dicho por Pepe Eliaschev en la fecha. SE TRATA DE UNA VERSION PROVISORIA, PENDIENTE DE UNA CORRECCION FINAL, producida sobre la base de su desgrabación de la radio, porque los editoriales no son leídos de un texto preparado, sino monólogos pronunciados cada día sin guión previo].

Buenos Aires, 30 de diciembre de 2005.- Estas palabras se asocian principalmente con esa humana necesidad de marcar de alguna manera puntos de coincidencia, estoy tratando de encontrar la expresión que se acerque de manera más directa a mi corazón.

Sabemos en nuestras vidas privadas que los aniversarios, los finales de época, los finales de ciclo, o los comienzos de ciclo, o el sencillo descanso que sobreviene a la jornada de trabajo, tal y como ha sido estipulado por las grandes religiones monoteístas, responden a un impulso humano irrefrenable.

En algún momento uno se detiene, no solamente para reposar, sino también para mirar hacia atrás, para poder saber de alguna manera cuál ha sido la extensión de lo recorrido, si es que hubo realmente territorio recorrido, qué es aquello que ha deparado felicidad, o, en todo caso, sufrimiento, y poder aprender.

No siempre los seres humanos tenemos capacidad de aprender. En nuestras vidas privadas nos cuesta mucho, y ni que hablar de la vida pública, vivimos exigiéndoles a los funcionarios, en los que delegamos la capacidad y la posibilidad de manejar un país, la posibilidad de reconocer las equivocaciones, de mirar la vida con bonhomía, con un poco más de benevolencia, con menos impiedad, menos cruelmente, menos taxativamente, menos prisioneros de las verdades absolutas.

Yo estoy llegando, en lo personal, a un fin de año que ha sido desde una estricta experiencia individual, difícil y arduo, por cuestiones que no pertenecen, obviamente, al dominio público, pero no dejo de ser un periodista profesional al que 2005 le ha dado algunas alegrías muy grandes, muchas de las cuales ustedes las han compartido.

Mi programa Esto Que Pasa cumplió en los primeros días de diciembre 20 años ininterrumpidos en el aire. Nos hemos cansado de reiterar, como producción, como ciclo periodístico, nuestro orgullo. Un orgullo que no debe ser de ninguna manera asociado o confundido con arrogancia, jactancia o petulancia. No ha sido ningún engrandecimiento artificial, ha sido aquello que reclaman los trabajadores para con la obra realizada (O, diría, casi más que trabajadores –aun cuando la palabra es tremendamente respetable- los artesanos. Pienso, por ejemplo, en los escultores o en los carpinteros, oficio que amo tanto, quizá porque, más allá de alguna mesa o de alguna silla, no he podido avanzar mucho en la materia) que es distanciarse de esa obra que uno ha creado y observarla, ya sea para admirarla o para advertir cuántas fallas tiene.

Veinte años ininterrumpidos en el aire, que en el caso de Radio Nacional fueron celebrados quizá con alguna soledad que no hubiéramos querido tener, sin que algunos se dieran por notificados que el programa era mucho más que el conductor, que era -en definitiva- un haber de la democracia argentina, un haber de nuestra sociedad civil, con la compañía de hombres y mujeres que me dieron enormes satisfacciones, incluyendo a muchos funcionarios del gobierno del presidente Néstor Kirchner.

Esto Que Pasa ha sido y pretende seguir siendo esto. Pero no me han informado explícitamente que el próximo lunes, primer día hábil de enero estaremos en el aire. No lo puedo decir… No puedo mentirles. Quisiera creer que el silencio es una manera de indicar tácitamente que el programa sigue en el aire.

Pero créanme, no es una sensación demasiado grata esta especie de enclaustramiento en donde uno sabe qué va a pasar dentro de una hora, pero no sabe qué va a pasar el lunes. Esta suerte de autismo que determina que quien pone todas sus energías y los pocos recursos que logra agendarse al servicio de los mejores valores del periodismo en democracia, no tiene siquiera la luz verde de un semáforo oficial que diga “si señor, puede continuar, en estas condiciones (o en otras condiciones), pero pueden continuar”.

Estamos acostumbrados a eso. Esto Que Pasa es una historia de confrontaciones con la adversidad, no es patrimonio de un solo gobierno, ni siquiera en eso hay demasiada originalidad.

El poder, todos los poderes, tienen, con más o menos matices, con mayor o menor intensidad, un natural recelo hacia la independencia, hacia la libertad, hacia la autonomía.

Hay una permanente sensación paranoica de que actuar al margen de los condicionamientos del poder de turno puede implicar un peligro para alguien. Quienes así piensan, quienes así sienten de alguna manera están admitiendo que algo de lo que hacen no tiene porqué ser revelado o investigado.

Yo tengo la más absoluta esperanza de que el primer lunes de la primera semana de 2006, desde Esto Que Pasa, voy a estar de nuevo en contacto con ustedes y, a través de Radio Nacional, con todas las emisoras que transmiten nuestro programa.

Yo no tengo sino gratitud para con Radio Nacional, llegué a esta emisora, a la que quiero, más allá de todo lo que pueda decirse con palabras, en el primer día hábil de un año trágico para la Argentina, el 2001. Mi permanencia, entonces como ahora, no está asociada a ninguna filiación partidaria, no hay correligionarios, compañeros ni camaradas que correspondan ser mencionados en estos casos. Corresponde, más que nada, sostener que hemos tratado de hacer con Esto Que Pasa un ciclo periodístico al servicio de la sociedad, al servicio de nuestro pueblo, claramente identificado con los intereses nacionales de la Argentina, claramente interesado en la defensa absolutamente intransigente de las instituciones democráticas, claramente colocado en el campo de la libertad, en el campo de aquello que, más allá de las discrepancias puntuales, pensamos que la Argentina merece vivir una vida libre.

Por eso, con la sensación de que nada malo pasará, que es una esperanza que quisiera que pudiese ser esta misma tarde para todos ustedes una certidumbre, digo que no tengo sino gracias para decir. Por empezar, gracias a los trabajadores de Radio Nacional, a los compañeros de la Planta Transmisora, que son los que aseguran desde el anonimato más absoluto que las palabras y los sonidos, los caprichos, los berretines, las manías, las obsesiones, las intuiciones, y de vez en cuando algún concepto genial, puedan llegar a ustedes. A ellos, gracias por estar todos los días, todas las horas haciendo que Radio Nacional esté en el aire. Gracias, desde luego a todo el personal de la radio, imposible por nombre y apellido poder decirlo, pero estoy hablando en primer lugar de los operadores, de mis compañeros operadores, que más allá del que he tenido en suerte tener para ponerme en el aire todos los días, exhiben profesionalismo, serenidad, templanza y la capacidad de aguantar a menudo la escasez de recursos para que la programación de la radio salga de la mejor manera posible.

Todo el cuerpo profesional de la radio, más allá de los encuentros y desencuentros, más allá de las convergencias o divergencias, es un conjunto humano al que yo me siento asociado, y en el que quiero particularmente mencionar es a mis colegas del Departamento Informativo de la radio, vale decir, de lo que llamamos vulgarmente “el Noticiero”. Las y los periodistas, los redactores, los lectores de boletines, los movileros, los corresponsales, los cronistas, que permanentemente acercan, con una enorme honestidad y trabajando a menudo en condiciones que están muy por debajo de la actividad privada, ese producto periodístico que merece tener un país que tenga una emisora pública al servicio de la sociedad.

Con este agradecimiento a todos, incluso (ya que es 30 de diciembre ¿por qué no tener un gesto de altruismo) a los funcionarios, aún cuando hay silencio de parte de ellos, digo que vamos a hacer todo lo humanamente posible para que Esto Que Pasa, al igual que hace 20 años, continúe sonando, continúe rodando, continúe siendo escuchado, para que algunos se enojen, para que algunos adoren, para que algunos digan “qué bueno” y otros “qué malo”, pero para contribuir al frondoso bosque de la divergencia de opiniones de la Argentina.

Nuestro país se ha recuperado, y es un mérito de todo el pueblo argentino. Este gobierno, el de Néstor Kirchner, ha dado algunos pasos notables y valiosos que yo he reconocido en todo momento, para que esa recuperación sea sólida. También ha cometido equivocaciones, ¿quién puede imaginar que no las ha cometido? ¿Hace falta ser un enemigo de la patria para insinuar respetuosamente que algunos pasos han sido errores? Pero, en el conjunto, para eso estamos, para trabajar, para ejercer la profesión con dignidad y para ayudar a que cada día a través de un programa de radio la vida sea un poco mejor.

El 30 de diciembre es una fecha que se ha convertido en muy dura para los argentinos. Hoy mismo estamos recordando una tragedia indescriptible para la que las palabras no encuentran solución.

En la esperanza de que esto no vuelva a producirse, en la esperanza de que los argentinos sabremos respirar hondo para introducir correcciones profundas que no impliquen demoler el entero edificio de nuestra vida social, es que trataré de seguir estando presente junto a ustedes.

El próximo martes a las 23 horas arranca un nuevo ciclo de nuestro programa de televisión, que lleva mi nombre. Ahí los estaré esperando, por la señal Plus Satelital, que puede verse en gran parte del país. Pero antes de eso, antes del martes a las once de la noche, el lunes a las 6 de la tarde es mi compromiso que el programa siga en el aire junto a ustedes como hace tantos años.

Muchísimas gracias por todo, ojalá que sea hasta la semana que viene, les mando un saludo muy cariñoso, que al final del mensaje hago extensivo a mis colaboradores más estrechos, a la formidable producción de Esto Que Pasa.

Feliz año nuevo, que les vaya muy bien. Será hasta la próxima.

PEPE ELIASCHEV

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