Código Urbanístico de Buenos Aires: “energívoro” y poco saludable

Por Manuel Ludueña

¿Qué contradictorio que nuestra ciudad se llame “Buenos Aires”? Aunque, quizás, sería peor si se llamara “Buenas Aguas” o “Buenos Suelos”. No obstante, si se hiciera -de verdad- un Nuevo Código Urbanístico, aún podría dar lugar a llamarse “Buenos Soles” y, por extensión, poder contribuir hacia “Mejores Buenos Aires”. Urbanístico ¿para qué? Para vivir mejor.

¿Qué se puede esperar de un Código Urbanístico? 
Mejoras y aspiraciones de quienes habitan la ciudad; reafirmación de los valores socioculturales, modernización integrada y respuesta comprometida con las futuras generaciones. No es un instrumento sectorial, unidimensional o de propuestas sin significación local.
Hipódamo de Mileto (siglo V a.C.), matemático, meteorólogo y filósofo de la Antigua Grecia, considerado el “padre” del planeamiento urbanístico por el “plan hipodámico” o ciudad en retícula, preveía su trazado en función de vientos y orientación solar. Así, se propugna que el hombre puede conservar su salud sólo si se mantiene en armonía con el medio ambiente.
Asimismo, Vitrubio (27 a.C .) en relación a “La enseñanza de la arquitectura y de la geometría en la educación de los adolescentes romanos” En I, 1,. se indica con sencillez que “Otra clase de conocimientos que debe adquirir el futuro arquitecto es esa relacionada con la Legislación. No debe ignorar el constructor la normativa referente al uso del terreno, el espacio mínimo entre edificios, las conducciones de agua, las goteras (si el agua puede o no caer en propiedad ajena), o la abertura de ventanas (si se pueden o no edificar a una altura que impida al vecino el paso de la luz) por citar algunos casos.

Estos temas eran motivo habitual de pleitos entre vecinos y de ahí la importancia del conocimiento de la ley para evitar, por ejemplo, retrasos en los plazos de ejecución de la obra”.

Más próximos: Le Corbusier, Berlage, Häring, Mercadal, Meyer, Rietveld, Sartoris…, mentores de la arquitectura moderna, tenían principios irrenunciables como el soleamiento y la iluminación, y construían edificios que atendían las condiciones de la vivienda y su entorno. Hablaban de la importancia de la orientación y de la ventilación, de cómo posicionarse frente al sol y frente al viento, de cómo protegerse o de cómo aprovecharlo. En el texto correspondiente a la “Carta de Atenas” de 1933, en 26 se trata que: “Debe señalarse un número mínimo de horas de exposición al sol para toda vivienda. La ciencia, al estudiar las radiaciones solares, ha descubierto que son indispensables para la salud humana y también que, en ciertos casos, podrían ser perjudiciales para ella. El sol es el señor de la vida. La medicina ha demostrado que donde no entra el sol, se instala la tuberculosis; exige situar de nuevo al individuo, en la medida de lo posible, en «condiciones naturales». En toda vivienda debe penetrar el sol unas horas al día, incluso durante la estación menos favorecida. La sociedad no tolerará que familias enteras se vean privadas de sol y condenadas por ello a languidecer. Todo plano de edificio en el que una sola vivienda se halle orientada exclusivamente hacia el norte, o privada de sol por las sombras proyectadas sobre ella, será rigurosamente condenado. Hay que exigir de los constructores, un plano que demuestre que durante el solsticio de invierno el sol penetra en todas las viviendas dos horas diarias como mínimo. Sin esto, se negará la licencia de construcción. Introducir el sol es el nuevo y más imperioso deber del arquitect.

¿Quiénes se olvidaron del espacio público? ¿Quiénes se apropiaron de las formas y de la eficacia constructiva del movimiento moderno para generar periferias urbanas desprovistas de identidad con espacios degradados? Poco importa la eficacia edilicia si el entorno es inadecuado y se identifica con la incapacidad de gestión de las demandas sociales por espacios dónde desarrollarse.

Caricaturas Pro CUBA

La modernidad propuesta en la Carta de Atenas se perdió paulatinamente en el ensanche de las calles para los automóviles, en el mantenimiento parcelario para la repetición tipológica, en un “desarrollo urbano inmobiliario”. En el proyecto de Nuevo Código Urbanístico (versión 10, 159 páginas) la manzana parcelada significa mantener la edificación como isótropa donde la orientación no es un factor determinante, como si las condiciones de asoleamiento para captación solar no variaran de modo significativo entre las distintas fachadas, al igual que las condiciones de ventilación en relación a los vientos dominantes. Adicionalmente, el Nuevo Código Urbanístico alienta la sustitución edilicia de viviendas de baja y media densidad por demoliciones para aumentar la densidad edilicia en aras de una uniformidad y la siniestra artificialización del funcionamiento de las nuevas viviendas que destroza los principios básicos del urbanismo.

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