El comedor Los Pibes es un espacio compartido para la lucha y el trabajo

Chavez - Comedor Los Pibes de La Boca
El presidente de Venezuela Hugo Chavez con referentes de la organización comunitaria de La Boca

En el barrio La Boca mujeres y hombres le dan sentido a las palabras trabajo, organización y solidaridad. Enseñan a construir un espacio para una vida mejor.

Prensa Presidencial (República Bolivariana de Venezuela)

Buenos Aíres, República Argentina (Especial) — A muy pocos kilómetros de Puerto Madero, barrio que desde hace 15 años atrás sirve de residencia a familias ricas de Buenos Aires, está el popular barrio La Boca, nombre sin ninguna asociación con el famoso equipo de fútbol Boca Juniors, sino que es por la boca de un riachuelo que pasa por el sector.

Anteriormente se llamaba La boca del riachuelo, pero por esas cosas que pasan con la lengua, como el principio del menor esfuerzo, se quedó como La boca.

En La Boca habitan aproximadamente unas 60.000 personas. Espacialmente es pequeño, pero demográficamente es grande: el hacinamiento predomina e influye en la vida de cada uno de ellos. Algunas familias viven en unas especies de comunas donde quince o veinte personas comparten un solo baño.

La basura se combina con los ranchos para darle ese color grisáceo característico de los espacios que se enfrentan al olvido. El color no existe, pero sí las historias que recorren sus calles y las huellas de un pasado con raíces europeas que todavía mantienen algunas casas.

Esto no es extraño, pues La Boca fue fundado por inmigrantes que del otro continente llegaron al Sur para guarecerse de la guerra, el hambre, la persecución por sus ideas y la muerte.

Pero no sólo guarda historias pasadas: en 2004, en una de sus casas asesinaron a Martín “El Oso” Cisneros, líder social, militante piquetero y miembro del comedor Los Pibes.

Hoy esos referentes de lucha no se han suspendido, pues han revivido en el espíritu de cientos de familias que construyen en esa comunidad espacios para la solidaridad, la cooperación y el sueño de vivir con dignidad.

Son muchos los movimientos que tienen sus espacios de participación social. Lucas Yánez, miembro de la cooperativa Los Pibes, cuenta que en este barrio surgieron las primeras asociaciones mutuales, de socorro mutuo y de inmigrantes, e incluso salió el primer diputado socialista de América Latina, Alfredo Palacios, elegido en 1904.

Comedor Los Pibes, gran casa con una gran familia

En La Boca funcionan dos importantes cooperativas: la cooperativa de Vivienda Los Pibes y la cooperativa Comedor Los Pibes. En la del comedor trabajan 200 familias, que por su conformación vienen a ser 1.200 personas desarrolladoras de un trabajo de integración comunitaria desde hace más de 11 años.

María del Carmen Cano, del Comedor Los Pibes, nos mostró lo que ellos llaman el almacén social o la unidad de producción social, una casa de dos pisos con modestos pero amplios espacios divididos de acuerdo con las áreas de producción. Abajo funciona la panadería, la cocina y el taller de madera: también hay un pequeño espacio para la presentación de títeres, teatro o narración oral para los niños. Arriba tienen el taller de serigrafía y el de costura.

Todos sus miembros se organizan en cada unidad y ocupan una responsabilidad en la fábrica: por ejemplo, María del Carmen trabaja en la de política alimentaria, pero igual participa en todas áreas.

La unidad de producción social la lograron hace tres años, aunque la cooperativa con el comedor tiene más de11 años funcionando: “Nacimos como una copa de leche en un lugar muy chiquito, en una piecita 4 por 4, pero la lucha nos enseñó que si nos juntábamos y nos organizábamos, esto se podía. Entonces empezamos la práctica y esto, lo que se ve, es la práctica de ese trabajo”, relata Cano en tono orgulloso.

Las 200 familias no comen en el comedor: allí elaboran los alimentos, pero cada familia se lleva la comida para su casa para compartirla con sus hijos y su pareja. “No venimos al comedor a comer: comemos con nuestros hijos; no estamos por un plato de comida sino por un trabajo. A los que vienen se les invita a participar en la organización y participar en el trabajo, porque la idea no es buscar un plato de comida sino que es la de trabajar”.

Una ciudad también para los pobres

La lucha también se extiende al logro de viviendas dignas. La cooperativa de Vivienda Los Pibes empezó en 2003: hicieron la propuesta para comprar el terreno y con el apoyo de los técnicos, especialmente del arquitecto Jaime Sorín, decano de la Facultad de Arquitectura y vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se formuló el proyecto.

En principio eran 27 viviendas y después tuvieron que ampliar el número de apartamentos porque no les cuadraban los costos.

A partir de la conformación de la cooperativa hubo toda una pelea con el Estado para la compra del terreno, hecho materializado en marzo de 2005 luego de dos años sorteando el vaivén burocrático. Ya con el terreno adquirido inician el proceso de construcción y para esto tienen un crédito aprobado por 97.000 pesos, con plazo para pagar a 30 años y tasas que pueden estar entre un 4 ó 6%.

Con este proyecto se beneficiaran 33 familias con cinco o seis integrantes cada una. Muchas de ellas vivían en conventillos o en casas tomadas.

Yánez señaló que el problema de la vivienda en Buenos Aires es complejo y hay todo un interés de los grandes capitales que quieren usar la tierra de la ciudad para hacer especulaciones inmobiliarias: de allí que las organizaciones sociales están peleando por recuperar el derecho a la vivienda y poder vivir en la ciudad para que no sea sólo de los ricos.

Explicó que en la urbe, al no haber un plan estratégico de desarrollo, hay barrios, sobre todo en la zona Norte, con inversión, pero la zona Sur permanece marginal. Hay escasa infraestructura urbana, transporte, hospitales y escuelas, y esto hace que se deteriore más.

Dijo que junto con otras organizaciones están trabajando en la propuesta de reforma urbana y una Ley de Vivienda Social y Popular en la ciudad de Buenos Aires, que permita más adelante conquistar un Ministerio de la Vivienda Popular.

Considera que bajo la preponderancia de las organizaciones sociales es que se ha podido hacer experiencias como éstas, que aunque no solucionen el problema de la vivienda llegan a convertirse en una referencia demostrativa de que es posible que las organizaciones gestionen proyectos y recursos públicos, algo parecido a lo que ocurre en Venezuela con los Consejos Comunales.

“Nosotros empezamos a pelear hace 11 años en contra de una ola de desalojos que hubo en el barrio, donde los sectores inmobiliarios querían apropiarse de este lugar porque La boca es la continuidad natural de Puerto Madero, y como entonces estaban desarrollando un megaproyecto urbanístico para familias de altos ingresos, querían continuar la obra hasta el barrio, por lo que nos convertimos en sujetos sociales no deseados y pretendían expulsarnos”, exclama Yánez.

Hoy la Cooperativa de Vivienda Los Pibes ha tomado más fuerza y su lucha no se orienta sólo a la adquisición de viviendas dignas, sino a seguir la búsqueda de trabajo y capacitación y continuar creando espacios para la comunidad que sean centros donde todos puedan ir y buscar soluciones juntos a los problemas.

Coordinadora Latinoamericana de Movimientos Territoriales Urbanos

Lito Borello, del Comedor Los Pibes, pertenece también a la coordinación Latinoamericana de Movimientos Territoriales Urbanos, organización que apoya la integración latinoamericana, entendiendo que lo que se vive en América Latina es un proceso continental y revolucionario en el que hay países a la delantera, como Venezuela, Bolivia y Ecuador, en la pelea antiimperialista.

“Hemos venido encontrando denominadores comunes en el tema reivindicativo, pero también en el tema político. Fuimos entendiendo que cualquiera de nuestras reivindicaciones, tanto la lucha contra el hambre, por una economía alternativa o por la vivienda, están íntimamente ligadas con la pelea por una América Latina libre y soberana”, dice el activista social.

Esta organización tiene relación en Venezuela con la Coordinadora Simón Bolívar del 23 de Enero (oeste de Caracas), barrio que para Borello tiene una gran significación por su nivel de organización y disposición, y además es un referente importante en lo que fue la defensa del proceso bolivariano cuando ocurrió el golpe de Estado en 2002.

Con ellos vienen articulando distintos temas al igual que lo han venido haciendo con el Congreso Bolivariano de los Pueblos y otras organizaciones de distintos lugares de Venezuela.

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