El Distrito de las Artes genera polémicas

VOCES A FAVOR Y EN CONTRA DE UN PROYECTO DE LEY QUE AFECTA LOS BARRIOS DE LA BOCA, SAN TELMO Y BARRACAS.

“El Distrito de las Artes se encontrará ubicado en los barrios de La Boca y parte de Barracas y San Telmo en el polígono comprendido por la Av. Regimiento Patricios, Pi y Margall, Piedras, Av. San Juan, Av. Ing Huergo, Av. Elvira Rawson de Dellepiane y la ribera del Riachuelo. Tiene como objetivo consolidar la estrategia de inversiones de la Ciudad que apuntan a generar nuevos espacios de desarrollo y revitalizan barrios antes postergados.

Con esfuerzo y trabajando con planificación y razonabilidad hemos logrado concretar una gran obra que incorpora lo contemporáneo sin agredir el diseño arquitectónico de un edificio histórico que, a partir de ahora, se va a convertir en una cuna de creatividad para las artes escénicas y visuales”, dijo Mauricio Macri, jefe de Gobierno porteño, durante la inauguración del edificio de la nueva Usina del Arte.”

Fuente: Centro de Atención al Inversor del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires – 31/05/2012

El 16 de mayo del 2011 el ministro de Desarrollo Económico Francisco Cabrera presentó en reunión de gabinete el anteproyecto de ley que crea un nuevo Distrito de las Artes en la zona sur de la Ciudad. Algo más de un año después, el proyecto ingresó en estos días en la Legislatura y aguarda tratamiento en las comisiones rexpectivas.

“El barrio de La Boca tiene una identidad cultural muy propia que le va a dar impulso a este nuevo distrito. Seguimos apuntalando el crecimiento de la zona sur de la Ciudad con la generación de espacios que atraigan nuevas inversiones. El distrito tecnológico con sus 76 empresas es un claro ejemplo de ello” explicó Cabrera.

Este nuevo distrito “consolida la estrategia de inversiones de la Ciudad que apuntan a generar nuevos espacios de desarrollo y revitalizan barrios antes postergados”. El proyectado Distrito de las Artes “prevé una serie de incentivos todas aquellas entidades o individuos que realicen actividades vinculadas con las artes visuales y multimedia, música, letras y artes escénicas” sostiene el informe.

Bajo el título “Impacto esperado en el sector” la presentación del Ministro Cabrera ante sus pares en reunión de Gabinete daba cifras por demás optimistas:

  • Generación de 25.000 puestos de trabajo del sector artístico en el Distrito de las Artes. ?Creación de 20 espacios culturales de envergadura (40.000 m2) y radicación de 180 establecimientos del sector artístico (18.000 m2).
  • Atracción de ingresos adicionales por Turismo por $ 15.200 millones.
  • Generación de infraestructura turística en el Distrito de las Artes : 10 hoteles y 200 locales gastronómicos (50.000 m2).
  • Creación de valor por 108 millones de dólares.

Pronóstico infundado
A falta de mayores datos que permitan fundamentar la proyección del Ministerio de Desarrollo Económico parece claro que se trata de meras especulaciones. En todo caso, cabe decir que resulta al menos imprudente abrir espectativas sobre 25 mil puestos de trabajo sin estudios que den siquiera un mínimo sustento a la aseveración. Lo mismo podría decirse de los diez hoteles y (nada menos que) 200 locales gastronómicos, y así de seguido.

Aquí nos permitimos apuntar también lo inusual del pronóstico del Ministro Cabrera: da cifras que se suelen tener por sostenibles cuando las hace el propio inversor, no cuando no se sabe si los futuros (¿y desconocidos?) inversores se sentirán tentados a transformar radicalmente la fisonomía de La Boca, Barracas y San Telmo con, por ejemplo, 180 establecimientos del sector artístico, diez hoteles, etc.

El gran ausente

No menos llamativa resulta la ausencia del Ministerio de Cultura de la Ciudad. Cabrera ¿le habrá preguntado a Lombardi cuántos “establecimientos artísticos” calcula se radicarán en el Distrito de las Artes? Aprovechando el hecho de que Lombardi también maneja el área de Turismo ¿qué tendría para decir de los “ingresos adicionales por 15.200 millones de pesos” que dejarían los turistas en estos barrios del Sur. Ni hablar de cómo sería el reparto de tan jugosa entrada.

Por último ¿a lo largo de cuántos meses, años o décadas se obtendrán las transformaciones previstas? Es el dato central de cualquier estudio serio, pero no asoma en el que estamos analizando.

Análisis del proyecto de ley
Bajo el título “La cultura sí es negocio” Sergio Kiernan escribe en el suplemento m2 de Página 12 del 16 de junio último: Desarrollo Económico acaba de presentar un proyecto de desarrollo inmobiliario en una zona crítica para el patrimonio, justificándolo como Distrito de las Artes. Buenos beneficios, pocas exigencias.
Lo que busca esta ley –sostiene Kiernan– es dar ventajas impositivas a quienes instalen sedes donde se impulse “la formación, creación, producción, gestión y difusión de obras artísticas” . En párrafos aparte se explicita que también se incluye “la comercialización” de estas obras y la venta de servicios e insumos para esas actividades.

A partir del artículo cuarto el proyecto empieza a mostrar su verdadera alma. Los destinatarios son quienes “realicen inversiones a través de la compra o locación de inmuebles en el Distrito de las Artes”, “realicen ampliaciones, reformas o refacciones” o simplemente inviertan en emprendimientos que hagan algo de todo esto. Quienes entran en esta categoría pasan a ser Desarrolladores de Infraestructura Artística, con mayúsculas en el original. Las entidades educativas y quienes tengan “estudios de artistas” –definidos con gran amplitud como edificios residenciales “con facilidades de uso común para la realización de actividades promovidas”– también serán incluidos.

El capítulo II del proyecto entra en detalles y por fin le da vela en el entierro al Ministerio de Cultura. La vela es corta, la de compartir la responsabilidad de crear un Registro del Distrito de las Artes que conceda el papelito necesario para lograr “los beneficios de la presente ley”. Estos beneficios dependen de la “facturación, superficie ocupada, cantidad de empleados y/o masa salarial”, lo cual indica que la movida no es para artistas que empiezan ni bohemios de bohardilla.

De hecho, hay que acreditar que uno compró o alquiló un edificio dentro del distrito, presentar un proyecto de reforma o refacción, presentar un plan de negocios y presentar un inversor, si es diferente al emprendedor. Quien cumpla con todo esto recibirá una exención de diez años al Impuesto a los Ingresos Brutos por sus negocios en el Distrito. Es más, podrán descontar un 25 por ciento de lo que invirtieron en el Distrito de los Ingresos Brutos a pagar por otros negocios en la ciudad. Y si gastan más en la obra de lo que pagan por ese impuesto, pueden guardárselo como crédito para el futuro…”

Organizaciones sociales reprueban
En un comunicado un grupo de organizaciones de La Boca manifiestan su preocupación:

“El proyecto presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través del Ministerio de Desarrollo Económico describe los beneficios impositivos a los futuros inversores, no contempla la Historia y la Cultura del barrio, no abre canales de participación ciudadana y nada expresa sobre la protección necesaria para las familias del barrio frente a la rapiña inmobiliaria que esta ley desatará.
Con esta ley se corona, en definitiva, más de cuatro años de retirada del Estado municipal de todas sus responsabilidades en materia de políticas públicas en La Boca y de su propósito siempre latente: la extensión de Puerto Madero.

No nos sorprende que la gestión del Ing. Macri, que ha incumplido sistemáticamente con las leyes 341 Y 2240 que fueron formuladas para paliar el déficit habitacional, hoy profundice su proyecto de expulsión para vastos sectores de nuestro barrio tras un falso interés cultural. Porque a partir de la lectura del citado proyecto de ley, no se requiere ser un especialista para comprender que si las fuerzas del mercado inmobiliario se continúan desatando, los valores de los inmuebles seguirán elevándose, volviendo todavía más inaccesible las condiciones de compra o de alquiler de una vivienda. Más aún si el Estado municipal, quien debería arbitrar medidas protegiendo al sector más débil, es quien promociona este comportamiento sumergiendo así a nuestras familias a un contexto de mayor inequidad.
(…)
Sabemos que La Boca posee una fuerte impronta cultural, pues sus trabajadores, sus industrias, sus conventillos, han sido retratados para inmortalizar un barrio que siempre dio cobijo a hombres y mujeres que fueron sumando sus brazos al esfuerzo colectivo para la realización de la grandeza de nuestro país y especialmente de nuestra ciudad. Quien entienda a la Cultura alejada de la realidad social que la produce y de los propios artistas que la ilustran, solo tiene para ofrecernos un barrio sin historia, un barrio sin identidad.”

¿Puede el arte hacer del Sur un Norte? 
Así se titula la nota que escribió Alicia Arteaga para La Nación del martes 17 de julio Dejamos a criterio del lector del Sur analizar las ventajas del trasplante y ponderar qué pasaría en su situación en particular si La Boca se transformara en un Recoleta 2 . Pero veamos que tiene para decir Arteaga, quien sí anticipa su visión norteña:

“En el Sur, la pica en Flandes fue la Fundación Proa. Desde hace quince años crece como institución, a nivel local e internacional, en el corazón de La Boca. El viernes último, un grupo de invitados especiales, en su mayoría coleccionistas, recorrió la muestra del Pop y Realismo en la Argentina y Brasil, con la guía erudita del curador carioca Paulo Herkenhoff. Imaginar esta escena quince años atrás resulta imposible.

Con enorme energía, Adriana Rosenberg sostuvo la antorcha de defender el Sur. Ahora puede tener compañía. El proyecto Distrito de las Artes contempla una ley de promoción con beneficios para quienes levanten sus petates y se muden más allá del parque Lezama. Un mojón en el cambio es la Usina del Arte, para cuya dirección fue convocado Jorge Telerman, quien ha preferido cruzar la General Paz y llevar las industrias culturales a la gestión de Daniel Scioli.

El Distrito de las Artes tiene puntos estratégicos, como son el Museo Quinquela Martín, el Mamba, el restaurante El Obrero, el antiguo Puente Transbordador, Caminito y el bar Británico, entre otros. La base está, pero la estrategia que imaginan desde el gobierno de la ciudad implica la mudanza de galerías con marca, talleres y escuelas de arte para derramar sobre la trama urbana un estilo y una estética. Modelos en el mundo sobran. Como botones de muestra bastan dos: el meatpacking district, un sector marginal de Manhattan que es hoy la meca del turismo de alta gama, y lo sucedido en el barrio de Lavapiés, en Madrid, bendecido por la presencia del Museo Reina Sofía, imán de galerías, estudios, fundaciones y centros culturales. Los artistas y las galerías, en casi todos los casos, se mudan atraídos por la fórmula “más metros y menos precio”. Para que esta ecuación funcione en Buenos Aires, hay que agregar la palabra clave: seguridad.”

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