El puente entre Isla Maciel y La Boca vuelve a ser transitado por vecinos de ambas riberas

TRAS UNA RENOVACIÓN Y PUESTA EN VALOR INTEGRAL

Las obras encaradas por Vialidad Nacional dotaron al puente Nicolás Avellaneda de tecnología de última generación que facilita el traslado seguro por sendas peatonales techadas protegidas las 24 horas por personal ad-hoc y sistemas de vigilancia en todo su recorrido.

Bajo un moderno techo de policarbonato un transeunte se desplaza por las pasarela en dirección a Isla Maciel. Atrás el viejo puente trasbordador en desuso desde 1960 que el Gobierno Nacional estudia reacondicionar con fines turísticos.

Cuando se inauguró el 5 de octubre de 1940 el puente cumplía tres importantes funciones: una conexión vial que unía la Isla Maciel con La Boca, ahorrando significativamente el tiempo de viaje; la de un trasbordador de carga que operaba debajo de la calzada; y una función peatonal, que conectaba por medio de modernas escaleras mecánicas de madera, ambos lados del Riachuelo.Pero la falta de mantenimiento hizo que las escaleras dejaran de funcionar provocando que la gente dejara también de utilizar el puente como paso peatonal. Su alto grado de abandono convirtió al puente en un lugar peligroso, debido a la frecuencia de robos e incluso asesinatos y violaciones que allí ocurrían, por lo que rápidamente dejó de ser un pasaje peatonal seguro. Así las personas comenzaron a utilizar a los boteros para cruzar, lógicamente abonando una tarifa y dejando en el olvido a las pasarelas peatonales.

Si bien durante muchos años la calzada, aunque desvastada por la falta de mantenimiento, era igualmente utilizada, diferentes organizaciones de La Boca y Dock Sud reclamaron la restauración del puente, tanto por su función vial y de patrimonio histórico-arquitectónico, como por su proyección turística a futuro.

Vialidad Nacional licitó y administra la obra

El proyecto contempló la remodelación de los dos edificios que sirven de acceso al puente, lado Capital y lado Provincia. Ambas construcciones son similares y cuentan con una planta baja, un entrepiso y un hall en el último nivel para acceso a las pasarelas peatonales. La readecuación de ambos edificios costó 17 millones de pesos e incluyó nuevas instalaciones sanitarias y baños públicos, un baño para personas discapacitadas, un local de guardia médica, la instalación de escaleras mecánicas de última generación y un ascensor en cada extremo. Se instaló también un sistema de monitoreo por cámaras en los edificios y en las pasarelas controlado por guardias de seguridad de 24 horas y un sistema contra incendios. Los trabajos de reconstrucción estrucutral insumieron 77 millones de pesos.

En conjunto con organizaciones sociales se crearon 35 nuevos puestos de trabajo, favoreciendo a personas con necesidades básicas insatisfechas.

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