Un proyecto de ley restringe la actividad de pequeños medios de comunicación independientes que reciben publicidad oficial (Parte I)

Sus autores son dos legisladores de la Ciudad: Elvio Vitali, del Frente para la Victoria y Facundo Di Filippo del ARI. El proyecto anula y reemplaza una Ordenanza vigente que obliga al Gobierno de la Ciudad a publicitar en esos medios. El proyecto introduce modificaciones retrógradas como impedir que el titular de un periódico barrial tenga un sitio web o reducir a cerca de un tercio el valor de la publicidad oficial (un banner renovable mensualmente) que los sitios web ahora perciben. En palabras de un editor durante la reunión de urgencia convocada por la Red que los agrupa “Parece redactado por el enemigo y no por militantes del campo popular”.

El proyecto de ley Vitali-Di Filippo está dirigido a despromocionar la actividad de medios independientes cercenando cualquier posibilidad de crecimiento vía apoyo oficial.

En los Fundamentos del proyecto, sin embargo, califican a “los Medios Vecinales de Comunicación Social, denominados también barriales, comunitarios o alternativos” de “vehículo insustituible de divulgación —y por ende, de información— de las actividades, inquietudes, iniciativas y reclamos de los vecinos, temas que, por lo general, no suelen ser reflejados en los grandes medios periodísticos”.

Como contrapartida, Vitali y Di Filippo dirigen sus dardos al “fenómeno de concentración empresaria, uniformidad de voces y despunte tecnológico informático que caracteriza a los llamados ‘multimedios’, verdaderos oligopolios informativos” frente a los cuales “la prensa vecinal, básicamente gráfica y emisoras radiales de frecuencia modulada” habría logrado “convertirse en la ‘otra voz’ o la ‘voz alternativa’ y hasta en la única voz propaladora de la opinión de cada barrio, lo cual, a su vez, garantiza en la práctica la democratización de la información y se constituye en un reaseguro para la vigencia de los preceptos constitucionales de libertad de prensa y de expresión”.

Los auspiciosos fundamentos del proyecto harían suponer que el interés de los dos legisladores es el de apoyar la consolidación y expansión de los medios alternativos. Pero no. Al referirse más adelante a la Ordenanza 52.360 —que impone ciertas características y restricciones a periódicos y revistas barriales, sitios webs y programas de radio que aceptan encuadrarse en sus términos para recibir publicidad del Gobierno de la Ciudad y cuya vigencia el proyecto que estamos comentando anula— dicen:
“… a una década de la sanción de aquella Ordenanza y a casi cinco años de su entrada en vigencia, los objetivos que perseguía el espíritu de la norma se han alcanzados, a veces hasta con consecuencias inesperadas por lo beneficiosas”.

Lamentablemente no aclaran cuáles serían las inesperadas consecuencias beneficiosas recibidas por los editores (“48 periódicos, 25 sitios web y 17 emisoras y programas radiales”) regulados por la citada Ordenanza e inscriptos en el Registro de Medios Vecinales, creado en su reglamentación. Se infiere, sin embargo, que los legisladores tienen en mente evitar publicidad oficial “dispendiosa”: el valor de un banner (aviso de publicidad en el sitio web) mensual —por ejemplo— se reduce a la suma de $ 230, una quita del 65% del valor que los medios inscriptos en el Registro de Medios Vecinales perciben en la actualidad.

Correlativamente, limitan a un solo medio por titular la entrega de publicidad oficial. Los editores gráficos que al mismo tiempo sostenemos un sitio web (es el caso de La Urdimbre) tendríamos que optar por uno u otro. Es probable que entre los designios ocultos de ambos legisladores esté el de impedir el acaparamiento mediático que inexorablemente reformularía el carácter de “voces alternativas” de nuestros medios para convertirnos en “oligopolios informativos”, vade retro Satanás.

El proyecto dice ser “fruto de varios meses de trabajo” — lo cual es desafortunadamente cierto, a la vista de sus resultados— y de “consultas con los editores directores de los medios vecinales” lo cual es mentira, como puede certificar quien esto escribe, ya que junto a varios colegas a lo largo de un año hemos intentado conocer el grado de desarrollo del proyecto reiterada e infructuosamente.

Créase o no, un año atrás, titulares de varios medios barriales convencimos a Elvio Vitali, a que retirara su firma de otro proyecto en danza, presentado por el macrista Herrera Bravo, con similares restricciones para el crecimiento del sector al que ahora firma Vitali, pero sin los brutales recortes económicos de éste.

Aquel gesto de Vitali, titular de la Comisión de Comunicaciones de la Legislatura porteña, fue muy elogiado entre los editores, quienes hasta la semana pasada creían que Vitali les daba una mano. Ahora saben que es un manotazo y están dispuestos a repeler la agresión.

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