El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) dio por finalizada la auditoría que había comenzado en febrero sobre Edesur. En el informe se constató que el sistema eléctrico de la empresa funciona “al límite, de forma sobre exigida, bajo la amenaza constante de que cualquier falla mínima puede escalar y desencadenar un apagón masivo por tiempo indeterminado”.
Durante el estudio se registró una falta de instalaciones capaces de satisfacer el crecimiento de la demanda de energía, una calidad precaria del servicio y de atención al cliente, con usuarios con cortes cuya duración a veces supera las 24 horas seguidas y “cortoplacismo” en la toma de decisiones.
En el informe del ENRE se consigna que la “auditoria tiene su origen en la seguidilla de cortes en la distribución de energía eléctrica que sufrieron usuarios de EDESUR durante el primer trimestre del año. Precisamente se inició en la madrugada del 1° de enero de 2023 con un corte masivo. Mientras las familias en CABA realizaban el brindis de año nuevo iniciaban el año a oscuras. ¿El motivo? Un cortocircuito en la subestación Moreno originado por un globo de pirotecnia.
El resultado fueron 400.000 hogares sin luz varias horas. Luego, el mes de enero siguió con un período de relativa estabilidad en el suministro y pocos cortes grandes. Pero en febrero y en marzo los cortes se produjeron en forma inusitada con hogares sin luz durante días.
La red de distribución eléctrica gerenciada por EDESUR desde hace años viene funcionando al límite de la capacidad técnica de la infraestructura instalada, no hay inversión real, solo parches, y cualquier pequeña fluctuación de las variables que inciden sobre el sistema (como la demanda u oferta de energía, la temperatura, o una falla técnica) lo desequilibran, lo hacen crujir, ocasionando cortes masivos del suministro eléctrico, cuya normalización demora muchas horas, incluso días”.
