COMENZÓ LA MARCHA DEL MOVIMIENTO NACIONAL DE CHICOS DEL PUEBLO

San Miguel de Tucumán, 21 de junio (Por Gustavo Vargas (*), enviado especial de ANC— UTPBA).— Parece que la naturaleza no esta en contra de los pibes. Por eso, a la hora de la marcha, paró de llover. Una multitud de niños, educadores y familias —tucumanas y de distintos puntos del país— hizo retumbar una consigna: “El hambre es un crimen”.

La marcha nacional, organizada por el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, comenzó ayer su recorrido de 4500 kilómetros en el Barrio El Trula, uno de los más castigados de la periferia de la capital tucumana.

Entre los marchantes estuvieron Alberto Morlachetti, responsable del Movimiento Nacional de Chicos del Pueblo; Jorge Rivera Pizarro, UNICEF Argentina; Víctor de Gennaro, secretario General de la CTA; Hebe de Bonafini, presidente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo; Keka Kofmann (Madres de Plaza de Mayo de Santa Fe); Claudio Lozano, diputado Nacional y Mesa Nacional CTA; Hugo Godoy, de ATE Buenos Aires; Roberto Baradel, de SUTEBA; Fernando Acosta, de CTA Jujuy; José Tessa, de AMSAFE; Darío Perillo, de la CCC; Ricardo Peidró, de la CTA, Patricia Kistenmacher, de la asociación internacional AVINA.

La Marcha tiene también la adhesión de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), principal organización de los trabajadores de prensa de la región; de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), y tiene el apoyo en la difusión nacional, regional e internacional de la Red Nacional de los Periodistas.

Los vecinos adornaron las calles. Una radio abierta les contaba a todos lo que sucedía. El ruido, el color, el barullo, invadió El Trula. El frío, testigo de lujo, no detuvo el andar de estos chicos que abrazan sueños de pan, paz y trabajo.

Malabaristas, chicos en zancos y disfrazados, muñecos gigantes, el trencito con música y títeres acompañaron esta marcha que recorrerá ocho provincias argentinas exigiendo una infancia mejor, una educación mejor, viviendas dignas, trabajo para sus padres. En síntesis: Una vida digna.

“Somos personas, humanos, seres vivos, niños, somos los villeros, somos la voz de los otros chicos que no pueden marchar”, dice Cristian desde un escenario que no es solo de él, sino de todos. “Queremos un país para todos, en donde los chicos puedan salir a jugar sin miedo, en donde los padres salgan a trabajar. Soñamos con un país digno, donde los chicos puedan comer en la casa con su familia”, concluyó.

En el camino, los chicos ríen. Juegan, corren, comparten, se pelean, viven, crecen y construyen. Juntos — todos— sostienen un bandera que dice “construyamos con ternura” un país distinto.

En “este” país el 70% de la población total del país menor de 18 años, o sea 9 millones y medio de niños, se encuentran viviendo en la pobreza, la mitad ya casi no come. Más de 100 niños se mueren por día — menores de 5 años— por causa de pobreza.

Esto es el capitalismo, por si todavía alguien tiene dudas. Es este el sistema que reina en todo el mundo. Salvo, honrosas excepciones.

Luego del acto central, hubo un simbólico paso por la Casa Histórica de Tucumán, en donde los chicos realizaron su promesa a la bandera nacional. Distinta, propia. De ellos.

“Chicos: prometen defender la bandera nacional, amarla y respetarla con la firme voluntad de crecer como hombre y mujeres libres y justos. Con la convicción y las ganas de construir una sociedad de semejantes, que asegure a cada niño la oportunidad de desarrollarse saludablemente y crecer con dignidad?”, fue la pregunta.

Y la respuesta enmudeció la capital tucumana: “Si, prometemos”.

Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires también serán testigos de los sueños de estos chicos.

“El hambre es un crimen”, por planificación de la desigualdad. Estos chicos no tienen dudas. Marchan, no solo por ellos, sino por una infancia digna, por una sociedad justa, por un mundo mejor

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