Narodowski y la obediencia debida

COLEGIO MARIANO ACOSTA: ¿UN JUEGO DE ROLES MEZCLADOS?

La matriz pedagógica del ministro Narodowski quedó al descubierto a raiz del incidente que protagonizaron la directora del colegio Mariano Acosta y sus alumnos de quinto año.

Los chicos celebraban el fin de curso y su despedida del colegio en el patio de la escuela y la directora Papalardo habría intervenido para evitar que se hicieran daño: jugaban a mojarse con una manguera del sistema de incendios sobre un piso enjabonado, pero la directora terminó sumándose brevemente a la celebración manguereando a los alumnos para beneplácito de todos: ¡Grande Papalardo!, se alcanzaba a escuchar en el video subido a Youtube, que posteriormente fue retirado en claro signo de adhesión a la docente: Narodowski le inició un sumario y amenaza con echarla, aunque como contrapartida le habrían ofrecido 48 horas para renunciar al cargo.

La interpretación de la directora sobre su propia actuación fue la siguiente: “Los alumnos comenzaron a tirar agua en el piso y jabón, por lo que me pareció peligroso. Fui personalmente a ver qué estaban haciendo. Me di cuenta de que uno de ellos tenía una manguera que se utiliza para apagar incendios, así que se la saqué. En ese instante, fue cuando mojé a los chicos. Luego vinieron a abrazarme. Fue un acto de cariño y no de agresión“.

Mariano Narodowski, no opina lo mismo. Sostuvo que la actitud de la directora “socava el rol de los docentes“, además de poner en riesgo la seguridad de los chicos. En el video, “no se distingue quién es alumno y quién es docente” agregó el titular del Ministerio de Educación porteño, quien meses atrás había bajado la directiva de levantar actas con nombre y apellido de los alumnos que tomaron el Mariano Acosta en señal de protesta por el retiro de becas dispuesto por él.

Si la necesidad de diferenciar los roles en base a una concepción piramidal (los maestros están arriba y bajan información a sus alumnos) es real, entonces poco puede esperarse en materia de innovaciones pedagógicas en las escuelas porteñas. Si, en cambio, se trata de una excusa funcional para arremeter contra una directora que no delata, no persigue a sus chicos, no judicializa la protesta justa, entonces caemos en guatepeor.

El matutino Página 12 del sábado 20 recoge estas declaraciones de la directora “Soy una persona que no me callo, que digo las cosas, tengo tres sumarios, marcho cuando tengo que marchar, por la escuela pública o por lo que sea”.

En definitiva, las dos opciones interpretativas de la actitud del Ministro de Educación (la pedagógica y la política) sostienen el mismo principio –obsoleto en educación y peligroso en política– de la obediencia debida.

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