El Callejón de los Rusos: una asignatura pendiente


Una iniciativa vecinal de 2002 para dar nombre a un pasaje peatonal de cien metros frente a Puerto Madero, entre avenida Brasil y la calle D’ Espósito, estuvo a punto de obtener un nombre oficial en la Legislatura porteña casi dos años después. Pero un traspié parlamentario les arrebató a los “rusos del callejón” su cuota de posteridad.En 2002, los vecinos del barrio Catalinas Sur participaron en comicios organizados por el CGP3 para decidir el nombre de una calle de tierra que había sido recientemente urbanizada. Ganó “Callejón de los Rusos”, denominación corriente en el barrio por una circunstancia excepcional: una decena de marineros rusos vivieron allí a la intemperie, desde poco después de la caída de la Unión Soviética –imposibilitados de volver a sus hogares debido a la quiebra de la compañía naviera que los contrató– hasta que el lugar fue urbanizado por la Corporación Buenos Aires Sur en 2002.

En la presentación realizada por la legisladora Sandra Dosch, ésta hizo suyos los fundamentos redactados por la Asamblea Popular de Vecinos Catalinas Sur La Boca:

  • que la aparición “de los rusos” fue producto de un hecho histórico que marcó profundamente las relaciones de poder en el mundo, instalando el predominio de una única superpotencia.
  • “los rusos del callejón” son un grupo de personas entre miles de seres que han quedado apartados de sus familias por conflictos étnicos, políticos, religiosos, etc.
  • dar ese nombre al pasaje es hacer justicia sobre una designación que surgió de manera espontánea entre los vecinos, y tiene que ver principalmente con la historia cotidiana.

Ahora ha vuelto a resurgir el interés por reactivar el trámite legislativo entre vecinos del barrio. El proyecto original fue aprobado en primera lectura y sorteó la audiencia pública que requiere la legislación vigente cuando se renombra o da un nombre nuevo, como en este caso, a una calle en la Ciudad de Buenos Aires. Luego quedó varado, como el barco de los rusos, debido a una observación contraria introducida por un legislador. Los interesados no fueron advertidos y el trámite perdió estado parlamentario.

Más información
El Callejón de los Rusos (artículo de Revista La Urdimbre, junio 2004)

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